notas sobre Después de la fotografía

Después de la fotografía 

Fred Ritchin

Yo pienso que este libro destapa problemáticas interesantes de la fotografía digital así como también explora los nuevos caminos que estas tecnologías pueden ir tomando. Sin embargo, la forma en la que narra me pareció repetitiva y un poco inconexa, a comparación de Susan Sontag en donde cada párrafo lleva al otro. Parte de la inconexión creo que está en los títulos de los capítulos. Sontag dejaba muy claro en dos o tres palabras de lo que trataba el capítulo y Ritchin no lo hace de igual manera. Algo interesante es el tiempo en el que está escrito el libro. 2009   es más cercano que Sontag pero aún lejano, sobre todo considerando lo rápido que avanzan las tecnologías. Parte de las problemáticas que plantea a futuro ya son una realidad. Esto hace muy interesante los análisis de la problemáticas que plantea y compararlos con lo que hay hoy en día.

A pesar de no haber sido tan afán a la narración o la estructura del libro, creo que hay varias ideas interesantes que vale la pena discutir. La que más desarrollé en mi lectura fue la de la fotografía como simulacro (no sé si simulacro es la palabra correcta). Esta idea la desarrolla Ritchin en varias perspectivas, una de ellas es el gran tema del photoshop. La simulación de la imagen crea otra imagen, una imagen que se niega a verse simulada, sino que invita a tomarse como real. Hay dos ejemplos muy claros que hace Ritchin sobre este tema: cuando habla de las patinadoras olímpicas en la portada de Newsday, y del accidente con el avión sueco. En ambos casos se simula un evento que no fue fotografiado pero existe la fotografía del simulacro del evento. A partir de montaje o photoshop, es posible crear estos simulacros de la vida real que pertenecen a la vida virtual. Retoma este tema a lo largo del libro y al final incluye un breve segmento titulado: Fotografiar el futuro para que una versión de él no suceda. Pasa lo mismo, las imágenes son un simulacro de eventos no acontecidos, eventos que podrían ocurrir, mas no han ocurrido. Ese último apartado habla también de el uso científico de la imagen y eso es uno de los temas repetitivos que hay a lo largo de todo el libro: la comparación de imagen y ciencia. El simulacro de una cara perfecta se ha vuelto una realidad en los laboratorios genéticos. Sin embargo, yo no creo que la imagen fotográfica editada tenga tanto que ver con la modificación genética. 

En conclusión, creo que el libro tiene problemáticas interesantes. Si me es posible, en la semana subiré otras ideas que se discuten para añadirlas a esta entrada del blog. Pero creo que la que más me interesa es esa. En cuanto a todas sus comparaciones con la ciencia, no es que me molestara, pero siento que está muy fijado en ellas y a mí me interesan más los temas filosóficos o estéticos. Como sociedad, consumimos imágenes constantemente, indagamos en ellas, nos lleva de una imagen a otra a otra y vamos creando nuestro atlas mnemosyne inconscientemente (si es que tengo la referencia correcta). También creo que una problemática es que nuestro pensamiento ya se da en imágenes. Creamos imágenes todo el tiempo, pensamos las cosas viendo una imagen en nuestra cabeza. Y es que también siento que el mundo nos obliga a pensarnos a nosotros mismos como una imagen. 

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